Este sencillo sistema permite a tu mollera “descansar” y tener mucha energía extra para usarla en lo que realmente te guste. Esto nos deja vía libre para poder tener ideas y realizarlas a nuestras anchas. O no.
Parece mentira que con estas pocas instrucciones y un par de hábitos, el resultado sea tan espectacular. Pregúntale como se sienten, a los que prefieren complicados métodos y enrevesadas herramientas.
Una vez pongas en práctica este manual, no tendrás que gastarte nunca más un euro en coachings fin de semana, PNL o budismo Zen. A no ser que seas budista.
Continúa, hasta que, como yo, seas capaz de ir por la calle sin nada en la cabeza. Una delicia. Te lo juro.